Viajamos desde Neuquén a Buenos Aires con una excusa inmejorable: asistir al show despedida de Joaquín Sabina, titulado “Hola y Adiós”. El miércoles tomamos un vuelo directo y nos alojamos en el BYS Hotel, en el barrio de Palermo. La ubicación resultó excelente, ideal para moverse y explorar la ciudad. Ese primer día recorrimos la zona y almorzamos en el Café Cortázar, un rincón cálido e inspirado en el escritor argentino, donde los libros, las citas literarias y la buena cocina se mezclan con un ambiente relajado y bohemio.
El jueves lo dedicamos a empaparnos del espíritu más tradicional de la ciudad. Caminito, con sus casas de chapa de colores vivos y su historia ligada al tango y al barrio obrero de La Boca, nos recibió con música callejera y arte en cada esquina. Más tarde nos adentramos en San Telmo, uno de los barrios más antiguos de la ciudad, con calles adoquinadas, antigüedades y un aire nostálgico encantador. Almorzamos en el Mercado de San Telmo, un edificio de 1897 que hoy combina puestos históricos con propuestas gourmet modernas. Por la tarde, hicimos el Paseo de la Historieta, una divertida caminata que rinde homenaje a los personajes más icónicos del cómic argentino: desde Mafalda hasta Isidoro Cañones.
El viernes comenzamos la jornada paseando por la Avenida Santa Fe, una de las arterias comerciales más importantes de la ciudad, llena de tiendas, librerías y cafés. Allí conocimos El Ateneo Grand Splendid, una de las librerías más bellas del mundo, ubicada en un antiguo teatro de 1919, con su cúpula pintada, los palcos originales y el escenario reconvertido en confitería: un verdadero templo para los amantes de los libros. Luego seguimos recorriendo la avenida, mirando vidrieras y haciendo algunas compras. Por la noche, llegó el momento más esperado del viaje: el espectáculo de Joaquín Sabina. Con su voz rasgada, sus letras cargadas de melancolía y humor, y una puesta íntima y emotiva, nos regaló una despedida inolvidable.
El sábado lo dedicamos a explorar el centro. Caminamos por la emblemática calle Florida, con sus artistas callejeros y su incesante movimiento urbano. Visitamos las Galerías Pacífico, un shopping de arquitectura majestuosa y techos decorados con murales de grandes artistas argentinos. Hicimos una pausa en la refinada Confitería La Ideal, recientemente restaurada y cargada de elegancia porteña. Más tarde, merendamos en el tradicional Café Tortoni, fundado en 1858, donde alguna vez se sentaron Borges y Gardel. Cerramos la tarde paseando hasta Plaza de Mayo, donde recorrimos la Catedral Metropolitana —donde descansan los restos del General San Martín— y el histórico Cabildo.
Para cerrar el viaje con broche de oro, el sábado por la noche asistimos a Madero Tango, un show que combina lo mejor del tango tradicional con una puesta moderna y una cena gourmet frente a la imponente vista de Puerto Madero. Una experiencia sensorial completa: música, baile, luces y una ciudad que nunca deja de enamorar.
Un viaje breve, pero colmado de cultura, historia, sabores, emociones y un adiós musical que quedará para siempre grabado en el alma.
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